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Solalinde rebasado (La Iglesia y los migrantes)

Entre México y la Santa Sede no siempre ha sido fácil encontrar coincidencias en materia de políticas públicas. Sin embargo, si hay un tema en el que, por lo menos hasta hace poco, había un acuerdo total, era el de los migrantes. El Vaticano siempre ha insistido en la necesidad de proteger a todas aquellas personas que por diversas razones necesitan desplazarse de su lugar de origen a nuevas tierras que les permitan vislumbrar una vida mejor. Y a México dicha postura le gustaba y le convenía, pues la posición de los papas le permitía reforzar sus posturas, por ejemplo, ante los gobiernos de Estados Unidos. Las cosas, desafortunadamente, parecen haber cambiado.



Por un lado, la política migratoria “real” del gobierno mexicano ya no es la misma, desde que éste aceptó constituirse en el dique de contención de migrantes provenientes de Centroamérica y el Caribe y estableció un cinturón de 60 mil guardias nacionales para tal efecto. Por el otro, mientras que la Santa Sede sigue firme en sus convicciones y este Papa las ha expresado de manera clara e insistente, incluso ante el Congreso estadunidense, la política mexicana ya no es la misma de antes. Aunque sigue usando el lenguaje de los derechos humanos, las imágenes de represión y los reportajes sobre la situación de los migrantes no mienten.



Ya se nos olvidó que los mexicanos seguimos siendo migrantes y que siempre hemos exigido que se nos trate con respeto y dignidad, aun si somos indocumentados. Por lo tanto, las coincidencias con la Santa Sede ya no son tales. El episcopado católico mexicano, por obvias razones, todavía guarda las formas y se abstiene de señalar directamente estas desavenencias. Pero los sacerdotes de a pie, los que están en la trinchera, los que atienden directamente a los migrantes y conocen perfectamente la situación, ya se cansaron. Así que en un mensaje relativamente inusual, los coordinadores católicos de movilidad humana y directores de casas de migrantes decidieron mostrar sus diferencias y criticar a este gobierno:



“Con tristeza vemos que la actual política migratoria del Gobierno de México ha recrudecido sus acciones de contención a los flujos migratorios, y se aleja cada vez más de una visión humanitaria para la atención integral de las personas en contexto de migración, lo que ha derivado en violaciones a los derechos humanos de estas personas: secuestros, desapariciones forzadas, homicidios, detenciones ilegales, hacinamientos, por mencionar algunos. Consideramos que el Gobierno de México ha evadido su responsabilidad de proteger y garantizar el ejercicio de los derechos humanos de las personas en situación de vulnerabilidad, como lo son las personas migrantes… el Gobierno de México ha continuado con prácticas de militarización y represión hacia las personas migrantes, lo que ha derivado en múltiples violaciones a los derechos humanos”.



La carta, firmada por el obispo de Ciudad Juárez y que desafortunadamente no podemos reproducir en su totalidad por falta de espacio, no tiene desperdicio. Amerita una lectura detenida e invita a una reflexión de gobiernos y sociedad. Urge, pues nuestra insensibilidad ante las desgracias, la muerte y el dolor ajeno es cada vez mayor.


Roberto Plancarte

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