Según datos de la Unidad de Política Migratoria del Instituto Nacional de Migración, hasta el mes de septiembre un total de 176 mil 220 mexicanos fueron deportados desde EUA. El gobierno de Donald Trump debería pisar el acelerador en las expulsiones si quiere alcanzar la cifra de 2018, cuando 203 mil 669 mexicanos fueron devueltos al país.
No hay cifras sobre cuántos de ellos llegaron enfermos.
En la última década se registraron más de tres millones de deportaciones de mexicanos desde Estados Unidos.
A pesar de la retórica xenófoba con la que llegó Donald Trump a la Casa Blanca, los números más elevados de la última década se los lleva Barack Obama, que en 2009 expulsó a 601 mil 356 mexicanos.
Sin embargo, se perciben dos fenómenos: que ahora se habla mucho más de las devoluciones y que no existen políticas públicas que atiendan las necesidades de los connacionales.
“Se asumen muchas cosas por parte del estado que no son correctas. Se asume que tienes familia, que tienes una casa, que tienes un lugar donde ir.
José Marín Delgado Jaimes es un ejemplo extremo de la soledad del deportado. Un mexicano que hizo su vida en Estados Unidos, que fue obligado a retornar a un país que no conocía y que murió sin apenas recursos.
Con problemas en el riñón murió en Ciudad de México. Apenas llevaba tres meses en el país después de 35 años en Estados Unidos. La organización Otros Dreamers en Acción (OEA) denuncian el abandono de esta población y la falta de políticas públicas.
José Marín Delgado Jaimes, de 54 años, murió solo, muy lejos de su familia y de California, el lugar en el que residió durante los últimos 35 años.
Nació en Huetamo, Michoacán, pero pasó la mayor parte de su vida en Estados Unidos, donde residen sus cinco hijos. La vida de este hombre que en su último video aparece con el pelo cano y repeinado hacia atrás, delgado y debilitado, tiene varios puntos de quiebre. Cuando fue encarcelado. Cuando cayó enfermo del riñón. Cuando fue trasladado a un centro de detención para migrantes en EUA. Cuando fue deportado.
Entre la deportación, que tuvo lugar el 10 de abril, y su fallecimiento, apenas transcurrieron tres meses. Así lo señala la denuncia presentada en noviembre por el laboratorio jurídico de la Universidad Iberoamericana ante la Fiscalía Especializada en Materia de Derechos Humanos y la Unidad de Investigación de Delitos para Personas Migrantes de la Fiscalía General de la República (FGR). Con esta iniciativa, los abogados quieren que se investigue si las autoridades cometieron algún tipo de omisión que favoreció el fallecimiento del deportado.
“El señor Delgado Jaimes se encontraba en una lista de espera para trasplante de riñón en Washington. Además, se encontraba en espera de una audiencia judicial ya programada para aplazar su orden de deportación y poder recibir el trasplante y los cuidados médicos que necesitaba. Sin embargo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos, una agencia ejecutiva policial del gobierno federal de los Estados Unidos encargada del cumplimiento de las leyes de inmigración y la investigación de las actividades delictivas y terroristas de ciudadanos extranjeros que residen en los Estados Unidos, aceleró su deportación”, dice la querella.
“José Delgado no contaba con ningún familiar en la Ciudad de México, no tenía recursos económicos disponibles y su familia se encontraba en Estados Unidos. Además, no había estado en México por más de 30 años por lo que no contaba con una red de apoyo ni posibilidades efectivas de asegurarse derechos mínimos, atención médica, trabajo e ingreso o vivienda”, dice la denuncia.
“Existe una doble responsabilidad del Estado”, asegura Loredo, que censura la participación directa de México en la deportación y la falta de alternativas ofrecidas una vez Delgado James fue retornado.
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