A lo largo de la historia de la humanidad, la migración ha sido una expresión valiente de la determinación individual de superar la adversidad y buscar una vida mejor.
En la actualidad, la globalización, junto con los avances en las comunicaciones y el transporte, ha incrementado en gran medida el número de personas que tienen el deseo y la capacidad de mudarse a otros lugares.
Esta nueva era ha creado retos y oportunidades para sociedades en todo el mundo. También ha servido para subrayar el vínculo que hay entre migración y desarrollo, así como las oportunidades que ofrece para el codesarrollo, es decir, para la mejora concertada de las condiciones económicas y sociales tanto en el lugar de origen como en el de destino.
La migración atrae en la actualidad cada vez más atención. Mezclados con factores de incertidumbre, urgencia y complejidad, los retos y dificultades de la migración internacional requieren una mayor cooperación y una acción colectiva. Las Naciones Unidas están jugando de forma activa un rol catalizador en este tema, para crear más diálogos e interacciones entre países y regiones, así como para impulsar el intercambio de experiencias y oportunidades de colaboración.
Reimaginar la movilidad humana
Los migrantes contribuyen con su conocimiento, con las redes que conforman y con sus capacidades al desarrollo de comunidades más fuertes y resilientes. En los últimos meses, los migrantes han estado en primera línea en la lucha contra la pandemia de COVID-19. Las contribuciones de los migrantes en los ámbitos de la salud, el transporte y los servicios de alimentación han hecho que nuestras vidas durante el confinamiento se hicieran más llevaderas.
Al igual que las personas que se encuentran viviendo al margen de la sociedad, los migrantes se ven desproporcionadamente afectados por el COVID-19 ya que han perdido sus puestos de trabajo, han sido desalojados y sufren discriminación. Millones de migrantes están varados, en muchos casos sin ningún ingreso y sin un lugar donde vivir, sin posibilidad alguna de regresar a sus hogares debido a las restricciones a la movilidad impuestas por la pandemia. Además, la pandemia ha provocado también que corran cada vez mayores riesgos de ser víctímas de trata y explotación
La pandemia de COVID-19 no puede utilizarse como una excusa para volver atrás con los compromisos asumidos respecto de la promoción y la protección de los derechos de los migrantes con independencia de su condición legal. No puede ser tampoco un pretexto para el uso cada vez mayor de la detención, a menudo en condiciones de hacinamiento, además del retorno forzoso de los migrantes a sus países de origen sin el debido proceso, en muchos casos en violación del derecho internacional.
Las personas en movimiento esperan un futuro más prometedor. Es nuestra responsabilidad colectiva crear un mundo más seguro y resilente.
La migración debería ser una elección, no una necesidad. En el #DíaDelMigrante,reafirmemos nuestro compromiso con una migración segura, ordenada y regular; digna para todos.
En la actualidad, una gran cantidad de personas vive en un país distinto de aquel donde nacieron, el mayor número hasta ahora. En 2019, el número de migrantes alcanzó la cifra de 272 millones, 51 millones más que en 2000.
En septiembre de 2016, los jefes de estado y gobiernos se reunieron por primera vez en la Asamblea General de la ONU para debatir cuestiones relacionadas con la migración y los refugiados. El Pacto Mundial es el primer acuerdo intergubernamental negociado, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, que abarca todas las dimensiones de la migración internacional.
Los Días Internacionales nos dan la oportunidad de sensibilizar al público en general sobre temas de gran interés, tales como los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud. Al mismo tiempo, pretenden llamar la atención de los medios de comunicación y los Gobiernos para dar a conocer problemas sin resolver que precisan la puesta en marcha de medidas políticas concretas.
Artículo tomado de Naciones Unidas
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