A pesar de que en varios países existe una legislación contra la esclavitud, los trabajadores migrantes son víctimas de explotación por parte de empleadores e intermediarios, como las agencias de contratación y las mafias. Su debilidad económica, junto con la proliferación del trabajo no declarado e irregular, permite tanto a organizaciones delictivas como a empleadores perpetuar el trato ilegal de los trabajadores migrantes.
Fotografía de el Economista.
Hoy día, los criminales utilizan medios engañosos para mantener en cautividad a su mano de obra y así poderla explotar. Los trabajadores migrantes son explotados mediante tácticas de control, como el cobro de tarifas exorbitantes por concepto de gastos de contratación, deudas, amenazas de violencia, arresto y deportación, retención de salarios y confiscación o destrucción de documentos. Esta condición de sometimiento puede implicar la privación de la libertad, el trabajo forzado, una jornada laboral excesivamente prolongada, salarios injustos y lugares y condiciones de trabajo inseguros.
Debido a la pandemia del COVID-19, quienes ya estaban expuestos a un riesgo elevado de ser objeto de explotación, se encuentran ahora todavía más en peligro. Por un lado, la crisis ha amplificado los principales factores que determinan la esclavitud moderna, como la pobreza y la crisis financiera. Por otro, los trabajadores migrantes, que ya se encontraban en situación de vulnerabilidad, han visto como se ha restringido aún más su libertad de circulación, que ya era de por sí bastante limitada, por lo que se encuentran principalmente expuestos al aislamiento y carecen de acceso a servicios de salud y de bienestar adecuados y se ven afectados por los despidos y los recortes salariales.
En este Boletín se hace un llamamiento para que todos los trabajadores migrantes puedan gozar de sus derechos como trabajadores, independientemente de su estatus migratorio. Siguen existiendo graves deficiencias en ámbitos como la protección de las personas vulnerables y la detención de los responsables de la trata. El Boletín presenta algunas prácticas y declaraciones que podrían mejorar la protección de los migrantes y la adopción de normas y medidas que podrían supervisar sus condiciones de trabajo, normas y derechos.
Capacitar, proteger y promover a los trabajadores migrantes
Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha situado la cuestión de la trata de personas en el centro de su Magisterio. Citando Génesis 4,9 en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (2013), preguntó: “¿Dónde está tu hermano esclavo?”. Y con palabras duras enfatizó: “¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda”.
Posteriormente, en su vídeo mensaje a los participantes en el Foro Internacional sobre las formas modernas de esclavitud, el Papa Francisco declaró: “No nos está permitido mirar hacia otra parte y declarar nuestra ignorancia o nuestra inocencia”. Luego, dirigiéndose a los Estados y a las organizaciones internacionales, les instó a no limitarse a castigar a los responsables, sino a abordar las raíces más profundas del problema. “La respuesta de base reside en crear oportunidades para un desarrollo humano integral, iniciando con una educación de calidad”, explicó. Por último, apeló a las Iglesias, ya que todos los cristianos están llamados a superar “todo tipo de desigualdad, todo tipo de discriminación, que son precisamente las que hacen posible que un hombre pueda hacer esclavo a otro hombre”.
Durante una reunión de alto nivel sobre la evaluación del Plan de Acción Mundial de las Naciones Unidas para combatir la trata de personas, el Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Monseñor Gabriele Caccia, se pronunció sobre los progresos realizados hasta la fecha y los que todavía quedan por hacer (EN). En particular, destacó que, año tras año, es cada vez mayor el número de traficantes que son puestos en manos de la justicia y “un número cada vez mayor de países han tipificado como delito la trata, de acuerdo con el Protocolo sobre la Trata de Personas de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional”. Además, una mayor colaboración entre los Estados y las partes interesadas pertinentes debe constituir la base de una cooperación fundamental entre las autoridades locales, los gobiernos nacionales y las organizaciones religiosas. A este respecto, el arzobispo Caccia hizo hincapié en “la impresionante labor que llevan a cabo algunas religiosas, a nivel internacional, nacional y local”.
Fotografía de la Web.
Con motivo de la Jornada Internacional de Oración y Reflexión contra la Trata de Seres Humanos 2022, Caritas Internationalis invitó a todos sus miembros a comprometerse en la lucha contra este delito e instó a los gobiernos a reforzar los servicios de protección y de apoyo a las víctimas y a establecer planes nacionales para la erradicación de la trata. Tal y como nos pide el Papa Francisco, afirmó el Secretario General Aloysius John, debemos ser “promotores de una economía del cuidado”, que “cuide el trabajo, creando oportunidades de empleo que no exploten a los trabajadores con condiciones laborales degradantes y horarios extenuantes”. Caritas Internationalis también instó a los gobiernos a adoptar medidas concretas para prevenir la trata de personas y proteger a quienes son víctimas de este delito.
Buenas prácticas de los agentes católicos
En su discurso ante la Conferencia Internacional del Grupo Santa Marta (EN) en mayo de 2022, el Papa Francisco destacó “la necesidad esencial de apoyar, acompañar y reintegrar a las víctimas de la trata de personas en nuestras comunidades y asistirlas en el proceso de sanación y recuperación de su autoestima”. A continuación, se presentan algunos ejemplos del compromiso de los agentes católicos en este ámbito.
La Mission for Migrant Workers – MFMW (EN), cuya sede está en la Catedral de St. John, ofrece asistencia a más de 380.000 trabajadores domésticos extranjeros en Hong Kong. Muchos reciben salarios muy bajos, tienen un trabajo excesivo, se encuentran atrapados en el círculo vicioso de la deuda y de la discriminación o son víctimas de abusos físicos y sexuales. Entre los servicios básicos que la MFMW proporciona a los trabajadores domésticos extranjeros en situación difícil se incluyen: la prestación de información y orientación, apoyo directo, alojamiento y todo tipo de ayuda y asistencia en caso de emergencia. Además, ofrecen cursos “Conozca Sus Derechos y Responsabilidades”, para ayudar a los trabajadores domésticos migrantes a entender y ejercer sus derechos en el contrato, así como cursos de formación y talleres para la adquisición de aptitudes para la vida cotidiana y el trabajo. Por último, la MFMW organiza cursos de formación para grupos de migrantes y ayuda a organizaciones de migrantes a poner en marcha programas de bienestar con el fin de mejorar la atención y el apoyo recíproco entre migrantes y sus comunidades.
Al disponer de los conocimientos y las competencias necesarias para llevar a cabo una labor de apoyo, las religiosas de toda Zambia luchan contra la trata de personas (EN). Las hermanas han organizado programas radiofónicos y mesas redondas, así como ruedas de prensa para poner fin al silencio en lo que respecta a las estructuras y las situaciones que perpetúan y alimentan este delito. Asimismo, las religiosas han acudido al gobierno, realizando numerosas visitas a los ministerios, para pedirle que proteja a los zambianos y a todos los que cruzan las fronteras nacionales como víctimas de la trata. Se han comprometido también a organizar seminarios de sensibilización en sus comunidades e instituciones, proporcionar asesoramiento a las víctimas rescatadas y encontrar formas de reintegrarlas como miembros productivos de la sociedad.
El Rerum Novarum Centre (EN) en Taiwán pertenece a la Compañía de Jesús y proporciona asilo a los trabajadores migrantes que han sido maltratados por sus empleadores, incluidas las trabajadoras que han sufrido abusos o agotamiento mental y corporal. El Centro también gestiona una línea directa de atención telefónica, en diferentes idiomas, y organiza una sesión de formación dominical que proporciona a los trabajadores migrantes información y asistencia jurídica, acompañamiento en cuestiones de salud, apoyo psicológico, negociación salarial y otros tipos de servicios profesionales, para concienciar sobre las cuestiones relativas al puesto de trabajo. A raíz del proceso de digitalización, los trabajadores migrantes de Taipéi recibieron una “tarjeta electrónica de atención al trabajador migrante de la ciudad”, gracias a la cual pueden acceder a toda la información relacionada con los problemas comunes y a los correspondientes números de asistencia.
La Australian Catholic Anti-Slavery Network (ACAN) apoya a las entidades católicas para identificar y gestionar los riesgos de la esclavitud moderna en sus operaciones y cadenas de suministro. Entre otras iniciativas, ha presentado un “Programa de Gestión de los Riesgos de la Esclavitud Moderna” (EN), cuyo objetivo es diseñar e implementar un proceso para identificar y mitigar los riesgos operativos de la esclavitud moderna. Para lograr este objetivo, la ACAN reúne a entidades católicas para compartir recursos y coordinar la acción. El objetivo final es el de ayudarlas, así como a sus altos cargos, en la preparación de las Declaraciones anuales sobre la Esclavitud Moderna, tal y como requiere la Ley de Esclavitud Moderna del Commonwealth de 2018. Además, la ACAN ha puesto en marcha “Building Links”, un programa de sensibilización sobre la esclavitud moderna adaptado a la industria de la construcción. Se anima a los principales contratistas a descargar, personalizar y utilizar un curso de formación en línea para los directores de obras y un manual y posters (EN).
Historias y testimonios
En su boletín digital, la Sociedad Misionera de San Columbano recoge la historia de un pescador indonesio llamado Ascuri (EN). Al igual que otros miles de pobres trabajadores migrantes indonesios, Ascuri dejó atrás a su mujer e hijos con la esperanza de conseguir un trabajo a bordo de un barco pesquero de altura. Obligado a trabajar hasta veinte horas al día, Ascuri fue víctima de abusos físicos y verbales. Después de un año en alta mar, descubrió que habían entregado todo su salario a su agencia de empleo para pagar los costes de contratación y cubrir los gastos de comida y alojamiento a bordo del pesquero. Afortunadamente, le dijeron que se pusiera en contacto con el Centro de Servicios para Migrantes e Inmigrantes de la Diócesis Católica de Hsinchu, para buscar ayuda. El personal del centro asesoró a Ascuri y le brindó asistencia jurídica, a la vez que le ayudó a encontrar un empleo seguro y contrató a un abogado para que le asistiera en el juicio contra su traficante.
El P. Ignatius Ismartono SJ, un jesuita de 75 años, es el director de Sahabat Insan (Amistad y Humanidad), una organización jesuita de Indonesia, con sede en Yakarta, que se ocupa de los trabajadores migrantes y de las víctimas de la trata de personas. En una entrevista concedida a la Agencia Fides, el jesuita cuenta la odisea de muchas jóvenes, atrapadas en una red criminal de intermediarios nacionales e internacionales. “Comienza con el reclutamiento gracias a la complicidad de algunos funcionarios corruptos, dispuestos a falsificar su edad. Luego, a menudo las envían al extranjero. […] Un agente confisca los pasaportes hasta que no se pague la deuda contraída con el mediador”. Sahabat Insan se ha comprometido en la prevención contra la trata de personas y en la ayuda a las víctimas de la explotación. En este esfuerzo, la asociación católica puede contar con la colaboración de las religiosas de Talitha Kum presentes en el territorio.
En esta entrevista (EN), Sor Annah (Theresa) Nyadombo, una religiosa carmelita y coordinadora de Talitha Kum Zimbabue, explica el trabajo que lleva a cabo para erradicar el fenómeno de la trata de personas. Vive esta experiencia como una oportunidad para “prevenir todos los daños, abusos, engaños [y] promesas vacías”. Durante su experiencia, ha prestado asistencia a supervivientes de la trata que se habían trasladado a Kuwait y, gracias a la asistencia del Gobierno, pudieron regresar, pero para ello necesitaron asistencia y ayuda. A pesar de la falta de recursos, la congregación católica de Zimbabue trabaja con las víctimas y supervivientes de la trata, especialmente los migrantes, abogando por la promulgación de leyes adecuadas y protegiendo a las personas. En su mensaje final, dice: “Tenemos que curar a las víctimas a través del asesoramiento, la meditación y la atención pastoral, el acompañamiento y la formación. El desarrollo de las propias habilidades también es importante para ayudar a las víctimas a ser autosuficientes”.
Articulo tomado de migrantes-refugiados.va
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